Mi historia puede ser tan común o tan diferente, según el ángulo en que se mire. Pasé, como muchos de nosotros, por una larga etapa de mi vida en la que buscaba por todos los medios ser aceptada y amada, sentir el reconocimiento y atención de los demás así como un miedo indescriptible a quedarme sola o a no ser tan buena, tan guapa, tan inteligente, tan exitosa, tan delgada, tan lo que sea… como los demás querían que fuera. Y en ese “necesitar” de la aprobación de los demás, de su aceptación y de que valoraran lo que soy, me desgasté al extremo, permití personas y situaciones en mi vida que me dejaron vacía y lastimada. Como era de esperarse, mi autoestima no era una de mis fortalezas, sentía que nada de lo que hacía me salía bien, que siempre tomaba decisiones equivocadas, que siempre estaba en riesgo de deprimirme, que mi tristeza era permanente y como muchas veces lo he comentado en mis conferencias, iba por la vida sin realmente vivir, era prácticamente un zombie . A